Zidane se movía con la gracilidad de un bailarín. Con deslumbrante maestría y elegancia innata, él orquestaba el juego con fuego interior. Sus pases eran una obra de arte, como pinceladas magistrales en la gran https://diegossog241349.ssnblog.com/37333655/la-historia-detrás-del-gesto-de-zidane-en-2006